Nos sumamos al Día Mundial contra la Trata de Personas


10/09/2019

La trata de seres humanos ocupa el tercer puesto de los negocios más lucrativos del mundo, después del tráfico de drogas y de armas. Cada año miles de mujeres, niños y hombres son captados por redes mafiosas, grupos terroristas y bandas armadas para ser explotados con fines económicos o sexuales. Las mujeres siguen siendo el principal blanco y el continente africano uno de los centros de explotación más arraigados. Los conflictos armados, que provocan importantes flujos migratorios, añaden aún más vulnerabilidad a la situación.

Entre 2014 y 2016 al menos 25.000 personas fueron víctimas de trata en 142 países, según la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU (UNODC). El Índice de Esclavitud Mundial y Víctimas del Tráfico y la Trata calcula que en 2018 hay 40,3 millones personas damnificadas. Sin embargo, debido al carácter clandestino e invisible de esta actividad ilegal, así como a la escasez de denuncias al respecto, las estimaciones mundiales de víctimas de la trata son limitadas y se considera que el número real de víctimas es muy superior al recogido por las organizaciones internacionales.

El 70% de las víctimas de trata son mujeres y el 23% del total son menores de edad, mayoritariamente niñas. Desde que la UNODC recoge datos sobre la trata de personas, siempre ha predominado la trata con fines de explotación sexual (59% en 2016), donde las mujeres son el principal blanco (en torno al 70%). El segundo fin con el que se explota a seres humanos es el trabajo forzoso (34%) en sectores como la minería, la construcción y los delitos menores. En este caso, la diana son esencialmente hombres (85,7% de los casos), mientras que en los sectores de la prostitución, la hostelería y los transportes predominan las mujeres.

El 72% de las niñas víctimas son explotadas sexualmente, mientras el 50% de los niños trabajan de forma forzada y un 27% es explotado sexualmente. La Organización Mundial del Trabajo (OIT) estima que el 32% de las víctimas de trata infantiles son africanas, un fenómeno que está creciendo cada vez más en África Central y Occidental debido a la debilidad de los sistemas judiciales y a la vulnerabilidad económica y social de las familias.

La mayoría de los casos de trata de personas han sido ubicados en África Subsahariana y en Oriente Medio. Por ejemplo, los corredores de África Occidental y Oriental hacia Europa Central son uno de los caladeros de la trata de personas, trabajos forzados, violencia sexual y de género, extorsiones, etc., pero también en las rutas migratorias a través de Turquía o de los Balcanes Occidentales. De hecho, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) entrevistó en 2018 a 16.000 migrantes y el 30% de ellos afirmó haber sido objeto de trata y explotación durante su travesía.

Los traficantes trasladan y explotan a hombres, mujeres y niños como si objetos, maltratándolos, explotándolos sexual y/o económicamente y traspasándolos a través de las fronteras, del mismo modo que harían con armas y estupefacientes.

Las áreas de conflicto son especialmente vulnerables porque los movimientos migratorios se entrecruzan con los intereses de redes de traficantes y bandas armadas y con el debilitamiento de las autoridades, la destrucción de las estructuras familiares y a la precariedad económica. Muchas mujeres, hombres y niños son capturados por grupos que los utilizan para financiar la guerra a través de la explotación forzosa de estas personas. Además, en diferentes conflictos africanos, muchos niños son reclutados como soldados y muchas niñas y mujeres son utilizadas como esclavas sexuales para fomentar la incorporación de jóvenes a las filas de grupos terroristas y armados.

Nigeria es uno de los focos de captura de personas, puesto que es uno de los puntos de tránsito de las rutas migratorias. Gabón es otro de los puntos de concentración de tráfico de personas, donde miles de niñas son explotadas como niñeras o esclavas sexuales. Los niños suelen ser forzados a ejercer como vendedores ambulantes, guardias nocturnos o asistentes de ciegos.

Según la UNODC, a pesar de haberse dado un aumento de las condenas por trata de seres humanos en África, “los traficantes apenas corren el riesgo de ser procesados por la justicia”, entre otros motivos, porque la identificación de redes de trata es sumamente compleja.

Mientras que muchas de las personas son explotadas en los propios países de captación, el 57% de las víctimas son trasladadas a otros territorios. En este sentido, otro de los retos es la protección de las mujeres que han sido explotadas sexualmente en redes de trata establecidas en Occidente que, una vez desmanteladas, siguen coaccionando a muchas víctimas a pesar de haber logrado escapar de estas. En el caso de redes de esclavas sexuales nigerianas, por ejemplo, la parte de la red que está en Nigeria amenaza a las familias de las víctimas con quemar sus casas o asesinar a familiares.

Como contrapeso a estas actividades ilegales, diferentes juezas y fiscales africanas intentan combatir la trata de personas desde Angola, Etiopía, Nigeria, Tanzania, Zambia, Kenia, Ghana y Marruecos, entre otros países. Además, Nigeria Y Botswana han sido algunos de los primeros Estados africanos en promulgar leyes contra la trata de seres humanos. Sin embargo las capacidades finales y la puesta en práctica de las propuestas legislativas siguen siendo limitadas. Por ejemplo, informes de ACNUR explican que ni Nigeria ni Botswana cumplen plenamente las normas mínimas para la eliminación de la trata, aunque sí reconocen que estén haciendo esfuerzos significativos para conseguirlo.

Mujeres por África se suma a la condena contra este tipo de prácticas delictivas. A través de sus múltiples y diversos proyectos en el continente, la Fundación busca el empoderamiento femenino y la independencia de las mujeres, así como la lucha contra la estereotipación de la mujer y contra la violencia machista en todas sus formas. El negocio y comercio de personas es global, por lo que debe ser abordado de forma coordinada a través de agentes multidisciplinares para actuar tanto a nivel local, como regional y global.

(Artículo escrito por Alejandro González, licenciado en periodismo y en prácticas en la FMxA del  Master en geopolítica de la UC3M )

Amigos/as de la fundación